Elbrus – 2005 – memoria

La furgoneta deja la carretera y tomamos una pista que tras 2 kilómetros de repente desaparece, y nos encontramos ante una pared de unos 100 mts de altura y una especie de ascensor que nos subirá con coche incluido a lo alto de este cortado. Arriesgada e interesante experiencia subirse ahí e intentar pensar que es
seguro, aunque la apariencia indica todo lo contrario.

El avanzado sistema de elevación.

Arriba hay unos militares que para soportar el frío han bebido demasiado vodka y un camión militar(menos mal que no lo conducen los militares),que nos conducirá hasta el refugio donde pasaremos los próximos días.

Cuando levantamos comprobamos que estamos en un sitio idílico, reflejo de lo que en su mejor época tuvo que ser un importante centro alpinístico, del que hoy en día solo queda el recuerdo, porque el estado es de abandono. El valle es una maravilla, rodeados de unas montañas espectaculares comprobamos que somos los únicos extranjeros. Desayunamos y empezamos nuestra aclimatación. El guía que es un entrenado montañero, nos indica que iremos al collado Garvash de 3.800 mts de altura y una duración de 7 horas.

Nada mas comenzar a unos 15 minutos hay un puesto militar ya que el valle hace frontera con Georgia, tras presentar los pasaportes y documentos pertinentes a los militares seguimos nuestro camino.
Atravesamos la morrena, y tras alcanzar altitud llegamos al plato glaciar con grietas impresionantes, se nos presenta un paisaje glaciar espectacular. Nos ponemos lo crampones y continuamos, el tiempo es variable, nieva, sale el sol. Alrededor nuestra caen varios aludes de nieve y uno de ellos con piedras. Vemos que la hora no es la mejor para continuar por el glaciar, pero el guía insiste. Continuamos por las palas de nieve sorteando algunas grietas bastantes grandes, hay un tramo de pared que hay que escalar. Seguidamente queda la ultima pala y alcanzamos el collado. La experiencia ha sido buena pero el criterio del guía no nos parece el mas acertado, ya que la hora no era la mas adecuada para atravesar el glaciar.

Tras un buen día de aclimatación volvemos hacia el refugio, casi llegamos anocheciendo, con la hora justa. Cenamos y le decimos al guía que deberíamos descansar al siguiente día, a lo que el nos contesta “Todos los días entrenamos” famosa frase de Leo.