EXPEDICION MCKINLEY 2007
Tras seis meses de preparativos entre organizar permisos, logística, material y todo lo que un viaje de este tipo conlleva, por fin el 13 de mayo por la noche salimos en coche hacia Madrid para posteriormente el domingo 14 volar hacia tierras Norteamericanas para llegar a nuestro añorado destino, Alaska, punto de partida para iniciar nuestro deseado viaje hacia el monte McKinley.
Como siempre todos nuestros viajes tienen algo en común al principio el factor sorpresa del aeropuerto. Todo parecía que esta vez ese factor no aparecería hasta que cuando fuimos a facturar el vuelo a Atlanta el chico de la compañía nos dice que el pasaporte de Juanma no esta bien, que así no podía volar, le preguntamos asombrados por qué, a lo que nos responde, “no tiene Visado”, ahhh! Juanma pero si llevamos seis meses diciendo lo del visado. El se asombra, (totalmente convencido que lo tenia).Bueno, a difíciles situaciones, soluciones rápidas. Así que ahí esta Juanma corriendo por la Terminal para coger el autobús que lo llevara a la otra Terminal para hacerse un nuevo pasaporte. Tras una hora de intriga a parece Juanma sudando con su pasaporte nuevo, menos mal que nos fuimos con tiempo para embarcar. Tras reestructurar nuestros petates por el tema del peso, embarcamos hacia Atlanta para coger otro vuelo que nos llevara a Seatle y posteriormente embarcar hacia Anchorage.
Tras muchísimas horas de vuelo, pero gracias al cambio de horario, 8 horas menos, como por cosa de magia, llegamos el 14 de mayo por la noche a Anchorage, capital de Alaska-La última Frontera-.
El día siguiente lo dedicamos a comprar la comida y ultimar los últimos preparativos ya que el miércoles saldremos para dirigirnos a Talkeetna, pueblecito de dos calles, punto de partida hacia el monte Mckinley. En Talkeetna no hay tiendas para comprar comida para la montaña ni tiendas de nada, solo un par de tiendas de souvenir y casa para alojarte mientras esperas que el tiempo acompañe para volar en avioneta hacia la montaña, pues aquí es donde se encuentran las avionetas que vuelan para llevarnos al campo base, en el glaciar de kahiltna.
El miércoles tras hora y media de coche llegamos a Talkeetna, un sitio precioso, donde además de volar en avioneta está la oficina de los rangers donde tienes que registrarte. Tras dejar los bártulos en el albergue nos dirigimos a dicha oficina, donde nos darán una charla y nos entregan los cubitos que posteriormente nos acompañaran en nuestra ascensión.
Lo de los cubos es otra historia…son los wc portátiles que subirán con nosotros de campamento en campamento, al final es como uno mas de la expedición. Este invento de los rangers de llevar los detritos humanos contigo es una tontería, porque te dicen que si hay grietas, tú te sientes y lo hagas en el cubito y luego lo tires a la grieta, menuda tontería de water ecológico, porque tarde o temprano el glaciar escupirá por algún lado todo lo que se tira a la grieta!!!Estos americanos…eso si te dicen que cuando regreses traigas una prueba de que lo has utilizado, a lo que todos los alpinistas entre risas se hacen la misma pregunta ¿querrán nuestro ADN????!!.
Nos dedicamos toda la tarde a prepararlo todo pues al día siguiente cogeremos la avioneta.
El jueves aunque el tiempo no es muy bueno nos dicen que vamos a volar, todos ansiosos y con la indumentaria puesta,-en Talkeetna tiene que estar siempre preparado pues en cualquier momento pueden venir a recogerte para volar en los 5 minutos siguientes-. Así que nos recogen y nos dirigimos hacia el aeropuerto. Cuando arrancan los motores no nos lo podemos creer, que emoción, ahora si que nos vamos….hicimos bien en no creérnoslo pues a unos 30 minutos de vuelo, nos tuvimos que dar la vuelta de la tormenta que nos ha cogido, eso si que era una aventura! , y el piloto “el capitán Duck” lo intento, ya ve que lo intento, luchando contra la ventisca y no se resistía, pero por mucho que lo intentara no estaba “el horno pa bollos” había una ventisca que no se veía nada, no veas como movía la avioneta. Así que nuestro gozo en un pozo, para Talkeetna otra vez.
Así que nos fuimos a comer hamburguesas y a beber cerveza que es lo único que se puede hacer allí.
Bueno desde el punto de vista positivo nos hincharíamos ese día de grasas que nos vendrían bien para la montaña, ya que en el McKinley íbamos a necesitar bastantes reservas.
El día siguiente se presenta bastante malo el tiempo, pero la esperanza es lo único que se pierde y menos allí, que cambia el tiempo en un momento, pero cuando se mete malo, no hay quien lo eche, pero allí estábamos nosotros con nuestras botas puestas, aguantamos estoicamente desde las 8hrs hasta las 18 hrs. y el tiempo no mejoraba. Empezaba la cuenta atrás, no podíamos agotar los días, pues solo teníamos 20 para la montaña y poco a poco se estaban consumiendo. Nos dicen que es normal, que hay gente que espera hasta siete, vaya ánimos que nos dan los alaskeños!. Así que nos vamos a comer hamburguesas y a tomar cervezas otra vez. Claro que, nos vamos con la botas puestas, pues nos dicen que hasta las 21 hrs. pueden venir a buscarnos si el tiempo aquí y en el campo base es bueno para volar y para aterrizar, esos es lo malo que no depende del tiempo aquí, sino también allí, que es lo difícil. El clima de Alaska y especialmente el de las montañas no son de los más buenos del planeta precisamente. A las 20 hrs. vienen a buscarnos rápidamente pues se ha abierto una ventana. Corriendo exhaustos vamos a por la botas y cuando las tenemos puestas nos dice que nada, que otra vez esta nevando, nos reímos por no llorar, parece una cámara oculta para ver nuestra capacidad de rapidez. Así que nada, hasta mañana.
El sábado 19 se levanta esplendido, por fin hoy si vamos a volar, por fin podemos ver a lo lejos el Denali, pues desde que llegamos las nubes nos no dejaban. A las 9 hrs. salimos en avioneta hacia el cambo base.
Que aventura volar en avioneta por esa cadena montañosa, es maravilloso, para nosotros una experiencia que jamás olvidaremos, como la avioneta se adentra en las montañas casi rozando con las alas las paredes, alucinante el aterrizaje en esa pista de hielo, ahora si, ahora si estamos aquí y empieza lo bueno.
El día es maravilloso, disponemos todos los bártulos, y nos cargamos con las pulkas (especie de trineo que arrastraremos todo el camino, de campamento en campamento, eso si quees duro, madre mía!).
Tras 6 horas de marcha por un glaciar impresionante, lleno de grietas y tirando de las pulkas con cerca de 60 Kg. cada uno, llegamos al campo 1.Montamos las tiendas y nos disponemos a descansar. El McKinley ya lo vemos mas cercano y grandioso, ahora entiendo por que los aborígenes le llamaban Denali “la mas grande”, no es grande es inmenso. El paisaje es maravilloso, el sitio más impresionante que nuestros ojos han contemplado nunca, y aquí estamos nosotros rodeados de esta inmensidad de blancas montañas salvajes. La noche -si se le puede llamar noche-, porque aquí no oscurece nunca, el sol no se oculta, es una noche blanca, y fría , y todavía no estamos muy altos solo a 2.300 mtrs.,se nos hace difícil conciliar el sueño, pero tenemos que acostumbrarnos a la claridad de la noche de Alaska.
Por la mañana llenos de entusiasmo no decidimos a continuar nuestra aventura hacia el campo 2. Que dureza cargarse las pulkas nuevamente y mas ahora que empiezan a empinar las cuesta. A lo largo de la jornada empieza a meterse mal tiempo, máxima que descubriremos que es normal aquí un día bueno y nueve malos, algunos muy malos, muchas ventiscas, la claridad de las nubes se confunden con la claridad de la nieve , no se distingue el horizonte, una claridad que te ciega y te hace sentir aturdido sin saber por donde caminas, menos mal que el camino cada ciertas distancias esta marcado con palos fluorescentes sino nadie podría andar por aquí, acabaría perdido o en el fondo de alguna grieta que por cierto aquí estas rodeadas de ellas, no puede salirte del camino, pues es la muerte segura.
Cada vez subimos más y decidimos montar el campo 2 en una especie de llanura, que en realidad es el glaciar, las tiendas se montan al lado del camino pues no puedes adentrarte más en el glaciar, sino quieres dormir en el interior de una grieta. Montamos el campamento, la temperatura baja considerablemente, a -10º, esta nevando y hace frió, pero ya nos vamos acostumbrando. Lo peor de todo es que cuando llegas a un campamento, exhausto tienes que cavar en la nieve y crear muros de hielo, para proteger las tiendas de los vientos del McKinley que son bastantes fuertes. Nos hidratamos y comemos que es lo mejor que puedes hacer para recuperarte.
El lunes 21 el tiempo es malo, no se ve nada y esta nevando, decidimos quedarnos y aclimatar. Es el cumpleaños de David, que bien cumplir años en este lugar idílico, tenemos cuatro cervezas que hemos porteado para celebrarlo. Lo pasamos bien jugando al risk, un juego que hemos traído.- en la montaña lo peor son la horas de tedio-.Nos viene bien quedarnos aquí para aclimatar, estamos a cerca de 3.000 mtrs. Por la mañana el tiempo mejora, poco, pero lo suficiente para poder caminar. Salimos hacia el campo 3, llamado motorcycle hill, situado a 3.500 mtrs.
Durante la aproximación el tiempo empeora, hace mucho viento, con una fuerte ventisca, mucho frió -11ºc, y con el viento la sensación térmica tiene que ser bastante, el viento casi nos impide caminar, de repente soplan fuertes ráfagas de viento de 30 – 40 Km./hrs. Con la pulka es durísimo, pues las pendientes son cada vez mas empinadas, el viento te azota y tirar de la pulka es una aventura. Tras 3 hrs. de dura marcha llegamos al campo 3, y nevando sin parar y empapados por la nieve, nos ponemos a cavar para montar las tiendas, es un trabajo en grupo, unos cavan otros cortan bloques de hielo, otro monta el muro y poco a poco nos hacemos un chalet, es increíble como el ser humano se adapta al medio en 3 días somos todos unos expertos haciendo iglúes. Uno alpinistas murcianos bajan exhaustos de la cumbre, hace mucho viento, llegan abatidos, tenemos que montarles la tienda pues ellos ya no tienen fuerza ni para quitarse las botas. Nos metemos en las tiendas, fuera nos se puede estar. Comemos y nos hidratamos, la montaña ya empieza a quemar nuestras reservas, y no debemos de dejar de comer y beber mientras podamos para no empezar a peder fuerza.
Miércoles 23, el tiempo es bastante malo, nieve, viento y frió, nos quedamos aclimatando, no se puede salir de la tienda. De repente escuchamos un fuerte ruido muy cerca, yo temiendo lo que es salgo corriendo de la tienda, efectivamente un alud, ha caído a pocos metros de nuestras tiendas, vaya susto nunca lo había visto tan cerca. Se supone que el campo esta bien situado, pero con esas inmensas moles de nieve rodeándote nunca uno esta a salvo.