Torres del Paine – 2008 – memoria

Es media noche en el campo Japonés y un buen momento para la reflexión. Soy consciente de la sensación agridulce que satura mi mente: tenemos dos torres en el saco y la expedición ya es un éxito, sin embargo, nos exigimos mucho y no aceptamos el “NO” de la Torre Sur por respuesta. No queremos irnos de la Patagonia sin la trilogía completa.

Algunos días atrás descubrimos el indiscutible hecho de que Jonathan no podía andar bien: algo no muy bueno había ocurrido en su rodilla derecha. Por mi experiencia, lo más probable es que tuviera el menisco externo partido. En estas condiciones, sólo teníamos una opción que ambos aceptamos de buena gana: él tenía que hacer el duro esfuerzo que suponen las 6 horas de aproximación a la Torre Sur en su estado, y yo tenía que cargar con toda la comida, bebida y material de escalada de ambos. De esta forma, el día 7 de febrero conseguimos llegar al pie de la vía Aste.

Los primeros 350 metros íbamos lento, pero esta vez no se debía a ninguna cordada precedente, sino a la pésima roca que nos encontramos en este primer tercio, y al hecho de que las máximas dificultades de la vía también se hallaban en este tramo.

Superado éste, llegamos al hombro y ensamblamos un trepadero hasta llegar a la arista, donde comimos y nos hidratamos. Reiniciamos la escalada súbitamente: en mi vida escalé tan rápido. El objetivo de ambos era llegar a la siguiente reunión en el menor tiempo, para que nuestro compi empezara a escalar lo antes posible.

Uno a uno fuimos encadenando a vista todos los largos que nos llevaban a la cima de la Torre Sur , con dificultades de hasta 6c+. No sabíamos lo que nos faltaba para pisar la cima, aunque después averiguamos que estábamos a dos largos de la ante cumbre.

Hasta ese momento, el día había sido el mejor de cuantos habíamos pasado en la Patagonia : ausencia prácticamente total de viento, algo muy difícil, y cielo bastante despejado, aunque las nubes que cubrían el campo de hielo sur hicieron que no dejásemos de pisar el acelerador durante toda la jornada.

De repente empezamos a ver como caían pequeños copos de nieve, había empezado a nevar y el viento hizo acto de presencia: tensos momentos para nosotros, estábamos muy alto. Pese a este intervalo de nerviosismo, decidimos seguir, casi podíamos acariciar la cima. Tras media hora de trepes, destrepes y travesías expuestas, alcanzamos a ver la rampa fisurada de excelente granito que deja paso a la afilada cima de la Torre Sur.

Ya no eran palabras o promesas escritas en un proyecto, ahora era un hecho indiscutible: una expedición Andaluza había conseguido alcanzar la cumbre real de la Torre Sur , por su vía Aste, ED, 900m, 6c+ y con ello las Tres Torres del Paine: Torre Norte, Torre Central y Torre Sur. Dimos rienda suelta a nuestros sentimientos, intercambiamos risas y abrazos, dimos gritos adrenalínicos de alegría y nos hicimos cuantas fotos nos permitió el frío y el viento.

Las Torres del Paine ya no eran vírgenes para sangre Andaluza, han quedado grabadas a fuego en nuestras mentes, forman parte de nosotros y jamás olvidaremos las aventuras que vivimos tratando de hacer realidad una ilusión, un sueño.

En Málaga, a 8 de marzo de 2008.

Antonio Urbaneja Báez Y Jonathan Trango Expedición Andalucía Torres del Paine 2008